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lunes, 14 de febrero de 2011

Prensa 14 febrero

España soportará el mayor gasto en pensiones de toda Europa en 2060


La reforma aprobada por el Gobierno no impedirá que aumente en más de siete puntos, hasta rozar el 16% del Producto Interior Bruto

La reforma de las pensiones que acaba de aprobar el Gobierno no induce a pensar que sea la definitiva, más bien parece transitoria. El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, prometen un escenario a futuro en el que España deberá asumir el pago de más pensiones y durante más tiempo, siempre que lo que pretendan los gobiernos sea mantener el actual sistema de reparto tal y como está diseñado.

El anteproyecto de ley sobre actualización, adecuación y modernización del sistema de Seguridad Social y su memoria económica no obvian este problema. Es una reflexión constante del mismo y una manera de decir que la reforma que llegará al Parlamento es solo un avance de lo que vendrá. «La disminución prolongada de las tasas de natalidad y el incremento de la esperanza de vida de los mayores ha provocado, y seguirá haciendo en el futuro con mayor intensidad, una inversión de la estructura de pirámide de población, aumentando el número de pensionistas en relación a la población activa», dice el documento, en el que, como ya informó ABC, se abre la puerta a retrasar la jubilación más allá de los 67 años en 2027, año en el que el sistema se revisará para adaptarlo a la evolución crecimiento de la esperanza de vida.

Según los datos que están incluidos en el documento, España será el país europeo que más gasto en pensiones tendrá que soportar en el futuro. Del 9,5% del PIB que este país destina en la actualidad al mantenimiento de sus pensiones, se pasará en el año 2060 a tasas cercanas al 16% del Producto Interior Bruto.

Un problema compartido

Pero aunque la situación española es la más alarmante, es compartida por el resto de países de nuestro entorno. Los consejos europeos de Lisboa, Estocolmo, Gotemburgo, Barcelona, Bruselas, hasta llegar a los más recientes, sitúan la prolongación de la vida laboral y la desincentivación de la jubilación anticipada del trabajador como prioritarias.

En esta última materia, el adelanto del retiro, avanza extraordinariamente la reforma que ha emprendido el Ejecutivo. El anteproyecto establece dos modalidades de acceso a la jubilación anticipada en España. Una, la que se deriva de un despido —única reconocida por la legislación actual— y una segunda, nueva, que es la derivada del cese voluntario en el trabajo. Para cada una de ellas se requerirán 33 años de cotización, pero una edad diferente de acceso para cada una.

Para el caso de los trabajadores que hayan sido despedidos, la edad exigida para acogerse a esta fórmula será 61 años con un coeficiente en su pensión del 7,5%. La norma va más allá de la actual redacción y detalla además cuáles son las causas del cese que se requerirán para acceder a este modelo de jubilación. Entre ellas está que el cese en el trabajo se haya producido por crisis o cierre de la empresa, por despido colectivo u objetivo, extinción del contrato por resolución judicial o por muerte jubilación o incapacidad.

La modalidad que ahora introduce la reforma es la jubilación voluntaria, con el único requisito antes mencionado de tener cotizados a la Seguridad Social 33 años y tener 63 años.

Colectivo excluido

Es importante destacar que el endurecimiento de la jubilación anticipada no afectará a aquellos trabajadores «cuya relación laboral se haya extinguido antes del 2 de febrero de 2011», la fecha en la que se firmó el acuerdo de reforma de la pensiones entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos mayoritarios.

Los convenios, bloqueados

La incertidumbre sobre la reforma de la negociación colectiva que empresarios y sindicatos han comenzado a debatir y el aumento de los precios están provocando una ralentización en la negociación colectiva abierta este año. En estas condiciones, sobre todo las empresas, se han decantado por esperar a ver como evoluciona la negociación y también los precios.

El Gobierno ha dado de plazo hasta el próximo 18 de marzo a los interlocutores sociales para que negocien una reforma que reclaman desde dentro y fuera de España. Y, también en este caso, con la amenaza de legislar si ambas partes no llegan a un entendimiento.

Las peticiones de la canciller alemana, Angela Merkel, de vincular salarios a la productividad y no a la inflación y de acabar con las cláusulas de revisión, prometen convertir la negociación en un polvorín.

La incertidumbre sobre la reforma de la negociación colectiva que empresarios y sindicatos han comenzado a debatir y el aumento de los precios están provocando una ralentización en la negociación colectiva abierta este año. En estas condiciones, sobre todo las empresas, se han decantado por esperar a ver como evoluciona la negociación y también los precios.

El Gobierno ha dado de plazo hasta el próximo 18 de marzo a los interlocutores sociales para que negocien una reforma que reclaman desde dentro y fuera de España. Y, también en este caso, con la amenaza de legislar si ambas partes no llegan a un entendimiento.

Las peticiones de la canciller alemana, Angela Merkel, de vincular salarios a la productividad y no a la inflación y de acabar con las cláusulas de revisión, prometen convertir la negociación en un polvorín.



El plan de empleo socava las finanzas de la Seguridad Social

 
La rebaja de cotizaciones sociales a los nuevos contratos a tiempo parcial supondrá un recorte anual de 235 millones al año en los ingresos.

La decisión de reducir los costes del contrato a tiempo parcial a las empresas puede crearle un problema financiero a la Seguridad Social. El Gobierno ha previsto que, en principio, el sistema de protección dejará de ingresar este año 235 millones de euros de forma adicional por la rebaja, o por la exención total de las cotizaciones sociales, salvo por incapacidad temporal, a las empresas que contraten con esta modalidad a jóvenes de hasta 30 años o parados de larga duración.

Esta cifra se debe a que el Ejecutivo ha previsto que, con esta medida, las empresas contratarán este año de vigencia del programa unas cien mil personas, con un coste para la Seguridad Social de 23,5 millones por cada 10.000 contratos celebrados.

Hay que tener en cuenta que la reducción concreta de cotizaciones sociales será del 100% para las pequeñas y medianas empresas, de hasta 250 trabajadores, y del 75%, para las grandes. En segundo lugar, que las empresas también serán premiadas con la ayuda en las contribuciones a la Seguridad Social, aunque hagan contratos a tiempo parcial de carácter temporal.

Este hecho es extraordinariamente importante pues supone que, en su propósito de crear empleo, el Ejecutivo ha roto su línea de incentivar tan solo a los contratos indefinidos y no temporales. Y, en segundo lugar, se arriesga a convertir en permanente el déficit en el que puede entrar la Seguridad Social en algunos momentos de este año por el crecimiento de los gastos y la caída de los ingresos, derivada de la destrucción de empleo.

Así lo ha reconocido el propio secretario de Estado, Octavio Granado, después de tres años de crisis y recesión, con una caída de la afiliación de dos millones de trabajadores.

Compensaciones

Bien es verdad que el ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez , confía en que la reducción de 235 millones de euros en los ingresos por rebajar las cotizaciones de los contratos a tiempo parcial puedan ser compensados en otros capítulos.

En primer lugar, por la disminución del gasto en subvenciones a las cotizaciones sociales de los contratos indefinidos. Y, en segundo lugar, “por el ahorro relacionado con la reducción de las prestaciones por desempleo”, según explicó ayer Gómez tras el Consejo de Ministros.

Es necesario recordar también que ya el sistema de protección está soportando un fuerte aplazamiento de pago de las cotizaciones sociales de muchas empresas en crisis para poder salvar el empleo.

Por otra parte, los 235 millones de euros que dejará de recaudar la Seguridad Social en 2011 suponen un 10% del superávit alcanzado el año pasado, situado en 2.000 millones de euros.

Y si hay problemas para pagar el plan choque de empleo, también los hay para financiar la continuidad de las ayudas de 400 euros mensuales a los parados que hayan agotado todas sus prestaciones por desempleo y busquen trabajo activamente. El programa, que el Gobierno espera que beneficie a 192.000 personas en los próximos seis meses, costará unos 400 millones de euros. Dada la austeridad impuesta para conseguir reducir el déficit público al 6% del PIB, Trabajo pondrá 200 millones de euros y el resto saldrá de recortes del gasto de otros ministerios.

La compensación a CEOE

No cabe la menor duda de que la reducción de cotizaciones sociales al contrato a tiempo parcial es la compensación más grande que ha obtenido la patronal CEOE y, por ende, los empresarios a cambio de firmar el Pacto Social. El presidente de la Confederación, Joan Rosell, ha conseguido dar un paso notable en la consecución de su histórica demanda de reducir las cotizaciones sociales en todo tipo de contratos.

Máxime, con la difícil situación en la que está la Seguridad Social. Pero, además, si después de un año los empresarios deciden convertir el contrato a tiempo parcial en un contrato de fomento del empleo indefinido entonces recibirán una bonificación de sus aportaciones a la Seguridad Social.

En este caso, serán los Servicios Públicos de Empleo los que sustituyan al empresario en el pago de sus contribuciones al sistema de protección. Eso sí, a cambio de beneficiarse del programa de contratación a tiempo parcial las empresas deberán demostrar un incremento neto de la plantilla.



Un paraguas que sólo cubrirá a 292.000 parados


El programa de choque para el empleo es, ante todo, selectivo. Actualmente hay 1.215.541 personas que no reciben ninguna prestación. De ellos, sólo un 24% optará a recibir alguna de las medidas contra el desempleo aprobadas ayer.

El Ejecutivo ha cumplido con una parte del contrato que apalabró en su día con las organizaciones sindicales. UGT y CCOO le tendieron la mano para sacar adelante la reforma de las pensiones pero, a cambio, éste tenía que prorrogar el denominado cheque parado –la ayuda asistencial de 420 euros para desempleados sin cobertura–, inaugurado en 2009 para paliar la falta de ingresos que padecen miles de familias en España. Ese subsidio forma parte ahora del “plan de choque para la empleabilidad” al que el Consejo de Ministros dio ayer luz verde. En esta guía, se resumen sus principales banderas.

Programa de recualificación. En realidad bajo este nombre se esconde la afamada ayuda asistencial para desempleados. El subsidio será ahora de 400 euros –20 menos– y podrán optar a él quienes agoten la protección por paro a partir del 16 de febrero y tengan rentas inferiores a 480,7 euros al mes (el 75% del Salario Mínimo Interprofesional). Quienes ya hayan cobrado en anteriores meses esta ayuda no podrán volver a solicitarla. Entre 30.000 y 32.000 personas agotan su protección cada mes, de modo que el Gobierno prevé que entorno a 192.000 personas cobrarán ahora el cheque parado. El programa tiene una vigencia de seis mes. Los beneficiarios tendrán derecho a recibir formación.

Contratación parcial. Otro de los ejes que quiere impulsar el Gobierno es la contratación de parados a tiempo parcial, concretamente, jóvenes de hasta 30 años y parados de larga duración. Las empresas podrán reducirse el 100% de las cuotas sociales a cambio. Eso sí, siempre que los contratos –indefinidos o temporales– duren al menos seis meses y la jornada que vaya a desempeñar el parado ocupe entre el 50% y el 75% de la jornada a tiempo completo comprable. El Ejecutivo estima que 100.000 desempleados podrán salir de las listas del Inem por esta vía.

Orientación. Como tercera medida el Gobierno prevé lanzar “acciones combinadas de orientación y formación para el empleo” encaminadas a beneficiar a jóvenes, mayores de 45 años que acumulen más de un año en el paro, personas procedentes del sector de la construcción y otros afectados por la crisis.

Su contenido y alcance es por ahora una incógnita. Como se realizará a través de itinerarios que desarrollen los Servicios Públicos de Empleo de cada comunidad, su puesta en marcha prevista se aplazará hasta dentro de un mes aproximadamente.

Alcance global. Al tratarse de programas dirigidos a perfiles muy concretos, el plan de choque se convertirá en un maná muy necesario para muchas familias pero dejará a otras al margen. En España, hay 1.215.541 personas que han agotado toda protección –contributiva o no– de paro. Si se toma como referencia este grupo, las nuevas ayudas alcanzarían al 23% de ellos. El volumen de potenciales beneficiarios es aún más discreto si se considera el número global de parados: sólo el 7% podría cobijarse bajo este nuevo paraguas.



Salarios vinculados ¿a la inflación y/o a la productividad?


La crisis económica, en general, y Merkel, en particular, han puesto sobre la mesa un nuevo debate: vincular salarios a la inflación y/o a la productividad.

Sindicatos y patronal no parecen muy dispuestos a cambiar las cosas y prefieren dejar que siga siendo la inflación la que marque las subidas. En el otro lado, desde la canciller alemana Angela Merkel hasta el Banco de España, pasando por el mismísimo expresidente del Gobierno Felipe González, defienden el rendimiento de la empresa. Y en el medio, el Ejecutivo de Zapatero, que reconoce que habría que cuantificar "mejor" la productividad sin olvidar los precios.

Lo cierto es que una combinación de ambos sería el escenario ideal para no perder poder adquisitivo y para, a la vez, 'premiar' o 'castigar' a los trabajadores según los resultados de la empresa. Y todo ello, como ejemplifica Diego Sánchez de León, socio de Talento, Organización y Personas de Accenture, a partir de una retribución variable, en la que un porcentaje estaría ligado a la productividad de cada trabajador, es decir, al cumplimiento de sus objetivos, y otro, a los resultados de la compañía. El tramo fijo estaría vinculado al IPC.

¿Cuál es la situación actual?

En España, desde la Transición, los sueldos se ligan a la inflación pasada, lo que "garantiza la capacidad adquisitiva, pero genera problemas de competencia año tras año" ya que crea una "espiral" inflacionista, señala Juan Carlos Martínez Lázaro, economista de IE Business School.

Hace justo un año, sindicatos y patronal rubricaron un principio de acuerdo que fija un incremento salarial para 13 millones de trabajadores del 1% para 2010, de entre el 1% y 2% para 2011 y de entre el 1,5% y 2,5% para 2012. Además, se contempla una cláusula de revisión salarial que se aplicará al final del periodo para recuperar lo perdido. No en vano el año pasado la inflación acabó en el 3%.

¿Por qué lo rechazan los agentes sociales?

En una cultura como la nuestra, donde apenas está extendida la retribución variable, no es fácil que un trabajador asuma que parte de su sueldo irá en función de si la empresa gana más o menos dinero.

En paralelo, "¿están las empresas dispuestas a ser transparentes con sus trabajadores y desvelar ciertos datos?", se pregunta Martínez Lázaro. UGT lo duda.

¿Qué dificultades plantea?

Los expertos coinciden en que hay que pasar página de los convenios sectoriales, ya que son "inflexibles" y toman decisiones para todo un sector "independientemente de cómo vaya la empresa", dice Oscar Izquierdo, experto en asesoramiento en Recursos Humanos de Ernst & Young Abogados, y acercarse más a la realidad de cada empresa.

Las empresas, por su parte, deben "facilitar los medios de capital y de organización de trabajo" para que un trabajador pueda ser más productivo, añade Martínez Lázaro, porque "no se trata de trabajar más horas, sino de ser más productivos en las mismas horas".

Ventajas

Además de servir de estímulo a los empleados, sin duda, vincular salarios a productividad permite que muchas pequeñas y medianas empresas no sufran un nuevo revés en sus maltrechas cuentas con subidas salariales indexadas a la inflación.

Ejemplos

Siemens , Google o Volkswagen son tres de las empresas que en plena crisis han subido el sueldo a sus empleados para premiar su trabajo en estos tiempos.

La compañía alemana ha valorado el "destacado comportamiento" de su plantilla durante esta etapa. Por su parte, las nóminas de los trabajadores de la empresa de Internet han estrenado el año con aumentos del 10% y las del fabricante de automóviles, del 3,2%.

Otra versión a la inversa es la pactada en la planta de Barcelona de Nissan, donde el empleo está garantizado tras la adjudicación de la fabricación de una nueva furgoneta. A cambio, la plantilla ha aceptado la congelación salarial.

¿Qué otros elementos se pueden contemplar?

Además del IPC y la productividad, el profesor de la Universidad de Oviedo e investigador de Fedea, Florentino Felgueroso, apunta otras variables como eficacia, costes unitarios, evolución de precios por sectores o por países.

Por su parte, Sánchez de León añade la competitividad respecto a otras empresas del sector.

¿Qué se hace en otros países?

Según detalla Joan Daura, socio de Recursos Humanos de la consultora PwC, al igual que en España, en Francia e Italia los sueldos también están prácticamente vinculados a la inflación.

En Reino Unido predominan las negociaciones individuales con la empresa, en función de los resultados.

En Alemania, convertido hoy en el país que abandera la causa de la productividad, los sindicatos participan en la gestión de la compañía con lo que hay mucha transparencia y comprensión en esta fórmula.

En EEUU las empresas tienen libertad para hacer lo que mejor les convenga.

Hasta el 19 de marzo, UGT, CCOO y CEOE tienen de plazo para culminar la negociación colectiva, donde, sin duda, este debate tiene que clarificarse.



El despido medio, por debajo de los 10.000 euros


La contracción de las rentas por el descenso del número de ocupados no tiene compensación con rentas de pasivos, pues tanto las indemnizaciones medias pagadas por despido como las cuantías percibidas por los desempleados como seguros y subsidio de desempleo, que son aportaciones finitas y coyunturales, se han reducido notablemente en el último año. En los tres primeros trimestres del ejercicio la indemnización media por trabajador despedido fue de 9.451 euros, frente a los 9.804 abonados en el mismo periodo de 2009, según los datos del Banco de España.

Puntualmente, en algunos trimestres la cantidad abonada superó los10.000 euros por trabajador, pero ha caído en el segundo semestre a poco más de 7.500, como consecuencia de que la segunda oleada de despidos está afectando ya a plantillas con menos antigüedad, en muchos casos a trabajadores ya contratados desde el inicio de la crisis. Esta cantidad, que está exenta de impuestos, no es ahora superior a tres meses de sueldo medio abonado en España, o exactamente al salario mínimo interprofesional anual (7.599,6 euros).

En cuanto a la renta percibida por los desempleados, si en los momentos más álgidos del ajuste laboral llegaron a percibir algo más de 1.000 euros mensuales de media (llegó a los 1.083 en septiembre de 2008), en los últimos datos disponibles, los de diciembre de 2010, la prestación media está ligerísimamente por encima de los 800 euros mensuales (853 la de carácter contributivo). Contabilizando la prestación y las cotizaciones a la Seguridad Social de los desempleados, el coste medio por parado protegido es de 892 euros mensuales, según los datos de Trabajo. Además, la población protegida por el seguro y el subsidio es cada vez menor.



Los bancos españoles aumentan su plantilla tras dos años de ajuste


Los grandes bancos nacionales dan por concluido el ajuste de red y personal. Después de dos años de recortes, Santander y BBVA aumentaron su plantilla en España durante 2010 en 900 personas, mientras que Popular se mantuvo estable.

La racionalización de la estructura operativa y comercial ha concluido para los grandes grupos bancarios españoles. Santander, BBVA y Popular comenzaron a ajustar sus redes antes que la mayoría de sus competidores y, a decir de sus máximos directivos, el proceso ya ha finalizado.

En términos de plantilla, Santander incrementó el número de empleados en España durante el pasado ejercicio en 432 personas. Mientras, BBVA hizo lo propio en España en 480 personas.

Las cifras de empleados de Banco Popular son más difíciles de analizar, ya que parte de la plantilla se ha trasladado al banco que ha creado junto con Crédit Mutuel. Teniendo en cuenta este efecto, el número total de empleados en España se ha mantenido prácticamente estable. De hecho, durante 2010 la entidad presidida por Ángel Ron ha realizado 386 contrataciones netas, y las salidas se han debido fundamentalmente a jubilaciones.

Los bancos españoles alcanzaron la cifra máxima de empleados en 2007, cuando el sector sumaba 117.559 trabajadores. Un año después, el número total había caído en 2.430 personas y, para 2009 la reducción había sido de otras 5.129 empleados, de acuerdo con los datos facilitados por el Banco de España.

No más cierres de oficinas

Uno de los más explícitos sobre el fin del ajuste fue Emilio Botín. El presidente del Santander aseguró la semana pasada, durante la presentación anual de resultados, que el grupo no tenía ninguna intención de cerrar ni una sola oficina más en España.

Durante 2010, la red de Santander y Banesto clausuraron en conjunto 17 sucursales. En relación a esta última filial, el banquero quiso acabar con las especulaciones y aseguró que Banesto "no se vende, no se fusiona y no se achica".

Para controlar aún más los costes de personal, el primer grupo bancario español ha decidido no aplicar la cláusula de revisión salarial en relación a la subida del IPC.

Mientras tanto, el recorte de la red que ha aplicado BBVA en España ha sido de 31 sucursales. En 2009, el ajuste de oficinas afectó a 320 locales.

En conjunto, el sector de bancos alcanzó su pico en cuanto a la red comercial el segundo trimestre de 2008, cuando llegó a contar con 15.657 sucursales. Desde ese momento, comenzó un recorte veloz de sus puntos de venta.

Las cajas de ahorros, mientras tanto, comenzaron a realizar la reestructuración de su red comercial un trimestre más tarde, después de llegar en junio de 2008 a contar con 25.000 oficinas.

España ha sido durante años uno de los países del mundo más bancarizados, con el ratio de oficinas por habitante más alto de Europa. Cuando comenzó la crisis económica, numerosos analistas comenzaron a señalar el exceso de capacidad instalada que tenía el sector bancario.

En junio de 2009, la consultora PricewaterhouseCoopers estimó que sobraban 12.000 sucursales bancarias y 35.000 empleos.

Hasta la fecha, el número total de empleados de la industria financiera ha caído en algo más de 10.000 personas, mientras que el número de oficinas de bancos, cajas y cooperativas de crédito lo ha hecho en 2.400 unidades.

Una vez que se complete la reestructuración del sector de cajas, los expertos auguran que no se producirán nuevos ajustes en la banca española, salvo que la economía nacional viva un largo periodo de estancamiento.



El Ibex 35 acumula señales de agotamiento


El indicador se ha quedado sin fuerzas tras escalar más de un 10%. La crisis de la deuda lusa ha sido la excusa para tomarse un respiro

Estaba cansado. Tras haber avanzado más de un 10% en apenas un mes, el Ibex 35 se había quedado sin fuerzas para seguir adelante. El “rally” de enero se quedó al borde de los 11.000 puntos, una cota que no pudo superar. Ya lo advertían los analistas del Banco Sabadell: ”Se acumulan las señales de agotamiento, los periféricos europeos han dejado de contar con el estrechamiento de sus primas de riesgo”.

“Los volúmenes estaban siendo muy bajos y el Ibex no ha tenido fuerza para romper”, añade Alberto Roldán, de Inverseguros. “La principal señal de cansancio venía de que, en las últimas sesiones, mientras los grandes valores estaban parados, las inmobiliarias iban disparadas”, apunta Javier Barrio, de BPI. Ello, unido a la subida de los tipos de interés en China y algunos atisbos de temores inflacionistas en Europa y EE.UU., aumentaban los riesgos de corrección. Y se agudizaron el miércoles, aunque sobre todo el jueves, cuando el interés del bono portugués a diez años alcanzó su nivel más elevado de la era del euro, por encima del 7,6%. Niveles que rondaban los bonos irlandeses y griegos cuando se acometió el rescate de esos dos países. El Banco Central Europeo actuó rápido y cortó la sangría que sufría la deuda lusa, pero para el Ibex desaparecía la ilusión de alcanzar los 11.000 puntos.

¿Sólo busca impulso?

¿Hasta dónde puede llegar la caída? ¿O es un simple paso atrás para acometer la conquista de los 11.000 con más fuerza? Para Alberto Roldán, de Inverseguros, la borrasca ocasionada por Portugal es sólo una excusa para recoger beneficios. “No hablaría de una reedición de la crisis de deuda que vivimos en 2010, dado que el diferencial español no se ha movido estos días. España ha logrado diferenciarse con las últimas medidas adoptadas por el Gobierno”, señala Roldán. Por eso, este experto considera que el recorte no puede ir mucho más allá de estos niveles. Aunque también descarta que el indicador rompa los 11.000 puntos a corto plazo.

Jesús de Blas sí ve un pequeño foco de riesgo alrededor de la deuda: “El mercado tenía muchas esperanzas depositadas en que los políticos europeos fueran a flexibilizar el plan de rescate, pero ahora lo ven con más escepticismo”, asegura. José Carlos Díez, de Intermoney, también apuntaba: “¿Qué ha cambiado para que la prima de riesgo haya caído tanto en tan poco tiempo? Nada”. De hecho, el mercado se empezó a poner un poco nervioso cuando Angela Merkel establecía las condiciones a la ampliación del plan de rescate basadas en el incremento de la competitividad. Al final, se ha retrasado hasta el consejo europeo de finales de marzo la decisión sobre el plan. Por eso, Natalia Aguirre, de Renta 4, cree que esta espera de un mes y medio que nos queda por delante para saber el veredicto comunitario puede introducir nerviosismo en el mercado.

Pero, si logran evitar el efecto contagio, con el rescate a Portugal, algo que el mercado ya tiene en precio, dotando a Grecia de la posibilidad de recomprar su deuda y preparando una línea de crédito a España, el riesgo soberano estaría acotado. Para Estefanía Ponte, de Cortal Consors, de ello dependerá que el Ibex supere los 11.000. “Con la prima de riesgo por encima del 2%, el Ibex no llegará a esa cota. En caso de que se relaje hasta los 150-170 puntos, el selectivo se irá hasta los 11.200, pero no más allá”, asegura Ponte.

El analista técnico independiente Roberto Moro es mucho más pesimista. “Al Ibex ya lo veo bajista”, asegura. De hecho, cree que la corrección le puede llevar a los 9.200 puntos. “El Dax alemán se encuentra a un 11% de sus máximos históricos y el Dow Jones, a un 14%. Y la situación económica no lo justifica”, argumenta. “Por pura lógica, los índices necesitan una corrección”, añade. ¿En qué plazo podría llegar el Ibex a los 9.200? “En un mes o mes y medio, pero a finales de año, el indicador estará por encima de los niveles actuales”, precisa. Y va más allá: “Si a corto plazo, el Ibex rompe los 11.000 y llega a los 11.500 puntos, no sería garantía de nada: no se librará del recorte”. “En su momento sabremos la razón por la cual comienzan los descensos. Los mercados sólo necesitan una excusa para empezar a caer”, concluye.

¿Temores inflacionistas?

Además del riesgo soberano, tenemos los temores inflacionistas: las rentabilidades de los bonos alemanes y americanos han subido recogiendo la posibilidad de que haya más inflación en el futuro. Y, aunque el halcón Axel Weber se haya caído de las quinielas a suceder a Jean-Claude Trichet al frente del BCE, es pronto para descartar que haya subida de tipos, como dice Ponte. Aunque, según Roldán, los bancos centrales no se pueden permitir un endurecimiento monetario. Con todo, a su juicio, las curvas de los bonos aún no cotizan presiones inflacionistas, sino únicamente que la evolución de los precios se va normalizando y que la situación económica se fortalece. “De hecho, la subida del interés de los bonos americanos y alemanes ha ido paralela a la de las Bolsas”, argumenta.

Las presiones inflacionistas son más evidentes en los países emergentes. Pero hace unos días los mercados ni se inmutaron por la subida de tipos de China. De hecho, hubo algún analista que lo interpretó en positivo: el mercado lee que la economía está lo suficientemente fuerte como para aguantar un endurecimiento monetario, aunque, por el momento, sólo en el mundo emergente.

¿Qué hacer?

Javier Barrio cree que es impredecible cuál puede ser la evolución del Ibex a corto plazo. Por eso, en estos momentos recomienda valores como Ebro, Inditex, Técnicas Reunidas y ACS, que en el último tirón se han quedado muy atrás. “Son compañías que, si el selectivo sube, ellas también lo harán; y si el indicador baja, también”, asegura. “Ahora hay que volver a darle calidad a la cartera”, concluye.



La Bolsa de Wall Street sube tras la dimisión de Mubarak


Wall Street registró hoy ascensos, en la jornada del fin de los treinta años del régimen de Hosni Mubarak en Egipto, una noticia que logró cambiar el rumbo de una sesión que había comenzado en números rojos ante el aumento del déficit comercial estadounidense.

El Dow Jones de Industriales, la principal referencia de Wall Street, terminó finalmente con un avance del 0,36 por ciento para acabar en las 12.273,26 puntos y cerró así con tono optimista una semana en la que acumuló una subida del 1,5 por ciento.

Algo parecido ocurrió con el selectivo S&P 500, que tras un comienzo de sesión en negativo cerró el día con un ascenso del 0,55 por ciento para terminar la semana con un avance del 1,39 por ciento.

El índice compuesto del mercado Nasdaq anotó el ascenso más pronunciado de los principales indicadores de los mercados neoyorquinos al ganar el 0,68 por ciento y acumuló una subida semanal del 1,45 por ciento.

Tras una crisis que ha costado dos semanas de incesantes protestas, unos 300 muertos y miles de heridos, Hosni Mubarak tuvo que ceder a la presión popular que pedía la dimisión de quien ha estado al frente del país más poblado de Africa desde hace casi tres décadas.

Con ese "principio de la transición" en Egipto, como lo ha calificado el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, Wall Street se olvidaba por el momento de una crisis que los inversores neoyorquinos han seguido muy de cerca y que en ocasiones ha infundido el nerviosismo entre quienes veían en ella una amenaza a la estabilidad de Oriente Medio.

El posible impacto en la distribución del crudo que puede tener cualquier crisis en esa zona provocó la subida del petróleo en los días más intensos de las protestas en Egipto, por lo que la distensión de hoy causó un descenso del 1,32 por ciento de la cotización del "oro negro", que cerró así a 85,58 dólares por barril, en Nueva York.

Las noticias provenientes del país africano animaban el día en Wall Street, que había comenzado en números rojos tras conocerse que el déficit en el comercio de bienes y servicios de Estados Unidos aumentó el 32,8 por ceinto en 2010 y llegó a 497.824 millones de dólares.

Sin embargo, los descensos se habían visto moderados ya gracias a la publicación de los datos preliminares del índice de confianza de los consumidores en la economía estadounidense, que este mes se situó en su nivel más alto en ocho meses, según la Universidad de Michigan.

El ámbito empresarial estuvo marcado este viernes por grandes movimientos, como el del mayor fabricante de teléfonos móviles del mundo, Nokia, que cayó el 13,97 por ceinto, tras anunciar un "amplio acuerdo estratégico" con Microsoft para crear un nuevo ecosistema conjunto basado en el Windows Phone del gigante tecnológico estadounidense, que compita con el iOS de Apple y el Android de Google.

Microsoft cerró con un descenso del 0,91 por ciento, mientras que Google y Apple cerraron con sendas subidas del 1,31 y el 0,65 por ciento, respectivamente.

Nokia ya registró un baja en el precio de sus acciones en la jornada pasada, después de que se filtrase un comunicado interno de la compañía en la que su consejero delegado afirmaba que la firma era "una plataforma petrolífera en llamas".

También cayeron esta última jornada de la semana Borders (-32,58 por ciento), la segunda mayor cadena de librerías de Estados Unidos, después de que se reavivasen los rumores de que en breve se declarará en bancarrota, y el portal de reservas por internet Expedia (-17,05 por ciento) después de haber decepcionado a los analistas con sus cuentas.

Todo lo contrario ocurrió con la cadena estadounidense de videoclubs Blockbuster, que se disparó el 26,23 por ciento ante su posible puesta en venta.

Este viernes se produjo la exitosa Oferta Pública de Venta de Acciones (OPV) de la empresa energética Kinder Morgan, que cerró el día con un avance del 3,5 por ciento.

Wall Street cerró así con optimismo ante el fin de la era Mubarak en Egipto, pero los analistas coincidían en que el parqué neoyorquino continuará siguiendo de cerca lo que acontezca en ese país la semana que viene.

 

El Nikkei despide a Mubarak con un rebote del 1%


El principal indicador de la Bolsa de Tokio, el Nikkei 225, ha terminado la sesión con un rebote del 1,13%. Los operadores nipones se unen así a la ola de optimismo que dominó el viernes en Europa y Wall Street, tras la renuncia de Hosni Mubarak a aseguir ocupando la presidencia de Egipto. 

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