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lunes, 16 de enero de 2012

Prensa 16 enero

El gobierno quiere dar todo el poder a las empresas en los convenios


Ha acabado definitivamente y sin acuerdo el plazo dado por el Gobierno a los agentes sociales para presentar una reforma consensuada del mercado de trabajo. Por lo tanto, el Ejecutivo se pondrá hoy mismo «manos a la obra» para acometer una reforma de calado, que incluya temas fundamentales como la contratación y el despido. Varias son las ideas que ya maneja el Ministerio de Empleo.

Convenios

Descuelgues salariales

No se eliminarán los convenios sectoriales y provinciales, pero en cuestiones salariales y condiciones del trabajo tendrán prioridad los convenios o acuerdos de empresa. En la práctica, este «descuelgue» facilitaría una rebaja de sueldos en varios sectores dado que en muchas empresas, sobre todo en las pequeñas, el convenio sectorial es referente para el trabajador, sobre todo en el sueldo. Sin este, al negociar con el empresario en época de crisis, la rebaja de los sueldos es mucho más fácil y el primer recurso antes del despido. No hay que olvidar que el pasado mes de agosto, el entonces presidente del BCE, Jean Claude Trichet, envió una carta al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, en la que reclamaba una devaluación competitiva de los salarios para ganar en competitividad dada la imposibilidad de devaluar la moneda, el recurso cuando no existía el euro.

Contratos

Coste de 33 días por año de forma general

En el ánimo de Ejecutivo está aplicar rebajas de impuestos a las empresas y exenciones fiscales para animar la contratación de jóvenes y mujeres y para fomentar otras formas que se aplican en Europa, como el teletrabajo y el trabajo a tiempo parcial por medio de contratos fijos. La intención de Rajoy es ir hacia un modelo de contrato único y por ello ampliará la horquilla de trabajadores que puedan acogerse al contrato de fomento del empleo, con una indemnización de 33 días por año. Esta contratación no se impondrá a las empresas, pero la idea es aprobar incentivos fiscales que le hagan más atractivo.

Movilidad funcional

Desempeñar varias funciones en la empresa

Eliminar las barreras para que un trabajador pueda desempeñar distintas funciones dentro de la empresa es otra de las medidas, a la que se suma la simplificación de las condiciones en las que un empresario puede suspender un contrato o a una reducción de jornada por causas económicas, técnicas u organizativas. En una de las enmiendas presentadas por el PP a la reforma laboral de Zapatero se fijaba un plazo máximo de 30 días para comunicar esos cambios al trabajador.

Despido

Aclarar las causas del despido objetivo

No va a ser ni mucho menos la estrella de la reforma del Ejecutivo, aunque sí se aclararán las causas para realizar un despido objetivo en España, ahora prácticamente imposibles de justificar y en manos de los jueces, lo que demora extraordinariamente el proceso y la aplicación de la extinción con 20 días de indemnización. En la práctica, lo que ocurre es que las empresas desisten de despedir con despido objetivo y lo hacen de forma improcedente, lo que eleva extraordinariamente el coste, hasta 45 días por año trabajado. Sobre la mesa está también la supresión de la autorización laboral previa para los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), un requisito que no existe en ningún país de la OCDE.

Formación

La formación acompañará al trabajador

El Gobierno piensa que los 4.000 millones que se dedican a formación en las empresas se pueden gestionar de manera mucho más eficaz. Los cambios pasan por un mínimo de 20 horas anuales de formación por trabajador y que estas se puedan acumular en una cuenta que acompañaría al empleado durante su carrera. Los populares siempre han defendido el modelo alemán para tratar de acabar con el paro juvenil. Este consiste en compaginar estudios con prácticas en empresas.

Intermediación

Las ETT, sin límites

Se eliminarán las limitaciones que ahora tienen las empresas de trabajoa temporal (ETT) para intermediar entre empresas y trabajadores. El objetivo es suprimir las barreras de la ley de Contratos del Sector Público.

Huelgas

No se podrá alterar lo pactado en convenio

En una de las enmiendas que los populares presentaron a la reforma laboral aprobada por el PSOE, se abogaba por suprimir las huelgas cuando tuvieran por objeto alterar, durante su vigencia, lo pactado en un convenio colectivo.

Prejubilaciones

Solo en circunstancias excepcionales

Uno de los pocos acuerdos a que han llegado los sindicatos y la patronal en las negociacione fue defender ante el Gobierno la utilidad de las prejubilaciones y de las jubilaciones anticipadas. La idea del presidente del Gobierno, sin embargo, es suprimirlas, salvo circunstancias muy excepcionales.



Este año tampoco ganaremos más


Si cree que merece un aumento de sueldo, tendrá que esperar a 2013: este año llega con subida de impuestos e incrementos que no superan el 2%. Podrá ganar un poco más si cumple objetivos o si se adhiere a un plan de retribución flexible.

El año que acaba de empezar supone un nuevo reto para las empresas desde una perspectiva salarial. Los afortunados que puedan optar a un incremento serán menos que en 2011, los sueldos se congelan y, por si esto fuera poco, a partir del próximo mes de febrero las nóminas comenzarán a soportar un IRPF más elevado. Hasta los administradores y miembros de los consejos de administración de las juntas o los que hagan sus veces tendrán que pagar siete puntos más de dicho impuesto a partir de este mes (del 35% al 42%). No obstante, sobre las clases medias recaerá mayoritariamente el golpe fiscal, aquellos cuyo sueldo se sitúe por debajo de los 33.000 euros brutos anuales, ocho de cada diez contribuyentes. Sólo un 10,5% cobra entre 33.000 y 54.000 euros al año, y son menos de 20.000 declarantes los que ganan por encima de 300.000 euros y tienen que pagar esos siete puntos más.

Estos porcentajes dan una idea de cuál es la distribución salarial y cómo las empresas tienen que ingeniársela para pagar mejor a la mayoría de sus empleados, sin subida de sueldo. La retribución variable, vinculada al cumplimiento de objetivos, y la flexible, que permite al empleado elegir una parte de los elementos que integran su compensación y favorecerse de una exención fiscal, son las opciones más reales. Para Carlos Delgado, director de Compensa Capital Humano, “la retribución flexible es el único salvavidas para las empresas que han decidido eliminar la financiación empresarial de determinadas formas de retribución en especie. Ante esta opción, las que no puedan asumir el coste de estos servicios podrán quedarse a medio camino implementando la flexible ofreciendo a sus empleados los beneficios económicos y fiscales, aunque pierdan la financiación empresarial. No hacerlo no será comprensible para los profesionales”.

No obstante Susana Marcos, socia de PeopleMatters, no parece tan convencida de que esta sea la única solución: “En la medida en que se reduzcan los beneficios fiscales asociados a determinados elementos, esta forma de ordenar la retribución irá perdiendo su atractivo. Mientras no haya claridad es posible que las compañías tengan dudas sobre cómo actuar”. Añade que, “aunque se ha presentado como una forma novedosa y ventajosa de retribuir a igual coste para la empresa, tiene un corto recorrido y se puede beneficiar, en términos reales, una parte muy pequeña de los trabajadores”.

Lamentablemente las escasas alegrías salariales y los recortes de personal no son ningún aliciente para los profesionales. Como explica María de la Calle, gerente del área de Human Capital de Deloitte, “las empresas saben que muchos empleados están ahora más preocupados por la seguridad laboral que por los aumentos salariales de etapas anteriores”. Sin embargo, apunta que “es fundamental que las organizaciones sean coherentes con la aplicación de congelaciones o incrementos salariales evitando situaciones injustas o agravios comparativos entre puestos que contribuyen de igual forma, entre compañeros con idénticos desempeños o permitiendo diferencias escandalosas entre la retribución de directivos y del resto”.

Otra de las cuestiones que preocupa a los profesionales está relacionada con el recorte de los beneficios sociales. Algunas encuestas en foros online confirman que será la partida de formación la más afectada. Rafael Barrilero, socio de Mercer, opina que es posible que las empresas renuncien a invertir en el desarrollo de nuevas competencias de sus empleados o en la subvención de másteres. “Habrá alguna rebaja pero será mínima”. En cambio, no cree que la formación subvencionada sufra cambio alguno “porque está sujeta a un beneficio fiscal”.

Transparencia

En estos momentos de recortes, uno de los objetivos de las organizaciones es que sus profesionales sean conscientes realmente de cuál es su sueldo, más allá del neto que marca la nómina a final de mes. Delgado señala que “quieren asegurarse de que se valoran todos los beneficios sociales. En estos casos, la empresa continúa financiando una cantidad de dinero que el empleado podrá destinar a la contratación de aquellas ventajas que más se adecuen a sus necesidades sin obligarles a percibir uno u otro, que quizá no valore”.

Lo que parece claro es que dar a conocer esta información y hacerlo de forma clara no es sencillo. Por este motivo Eva Patier, directora de estudios retributivos de Towers Watson, augura que los directores de compensación se convertirán en fiscalistas: “Antes eran los directivos y los mandos los colectivos que tenían acceso a este tipo de retribución, pero ahora se ha extendido a casi toda la plantilla. El flexible, pensado para la optimización fiscal y mejorar la propuesta de valor, se ha convertido en fundamental por su componente económico de mejora fiscal”. Patier cree que variarán los ingredientes de este paquete y ganarán peso los relacionados con la previsión social y la cobertura sanitaria.

Estos cambios en los esquemas retributivos seguirán dando que hablar. Los profesionales tendrán que acostumbrarse a considerar su sueldo como un todo, no sólo el montante económico. Jaime Sol, socio de Garrigues Human Capital, advierte que comunicar la compensación total todavía es un reto para las organizaciones: “Si preguntas a cualquiera por su salario responde rápidamente el neto que recibe. Pocos tienen en cuenta las pagas extra, el seguro médico y el de vida, la formación o las medidas de conciliación”.

Sin embargo, una de las preocupaciones que ronda por la cabeza de muchos profesionales es que las empresas puedan jugar con la crisis a su favor. Es decir, que la tomen como una excusa para justificar la congelación salarial, más ahora que la administración pública también plantea rebajas de sueldo y beneficios. En opinión de Barrilero, no es que las compañías traten de sacar ventaja de la coyuntura. De hecho en algunos casos las dificultades son reales, “pero que tienen miedo a reducir sus niveles de competitividad. La mayoría de ellas hacen un análisis histórico teniendo en cuenta el diferencial del IPC y eso les lleva a actuar con cierta cautela y a ser precavidas, lo ven como una necesidad”. Barrilero menciona los casos de Iberdrola, Telefónica y, recientemente, Repsol, que toman la productividad como referencia para las subidas salariales, “unas medidas que ahora tienen mucho sentido”.

Patier también asegura que motivar es la herramienta más potente para lograr el compromiso: “El pay of perfomance, pagar por el desempeño, y el win win, es decir, sólo si los resultados son buenos y acompañan voy a compartirlo”. No obstante, puntualiza que la atracción y la retención del talento han dejado de ser las principales prioridades de muchas organizaciones, “están más preocupadas por los resultados que por las personas, porque son conscientes de que ahora el miedo a perder el puesto de trabajo ha aumentado. Hay que motivar el talento, pero perderlo no es algo que quite el sueño a las empresas, porque son conscientes de que hay profesionales en la calle esperando y dispuestos a aceptar un puesto a un coste menor”.


¿Cambiaría un buen sueldo sólo por prestigio?


La reseña sobre un alto cargo nombrado recientemente terminaba diciendo: "Cobrará 60.000 euros, y renuncia a una retribución de 1,2 millones anuales". ¿Se trata de enajenación o es idealismo? En todo caso, cabe preguntarse qué lleva a aceptar un puesto en el que se gana currículo y se pierde dinero.

Que unos cuantos estudios solventes confirmen el dicho tradicional de que "el dinero no da la felicidad", ni terrenal ni profesional, es un gran consuelo en los tiempos difíciles que corren. Parece claro que las ocupaciones que producen más satisfacción son las que implican un mayor grado de realización personal, y se basan en las actividades que aportan un alto valor. Así, el dinero no tiene mucho que ver con la satisfacción en el trabajo. Esto debería bastar para satisfacer a aquellos que se plantean el dilema entre un empleo que les guste (no muy bien remunerado) frente a un puesto extraordinariamente retribuido, más cuando los expertos calculan que la motivación extra que proporciona un aumento de sueldo dura apenas tres meses y, según la mayor parte de estudios al respecto, queda claro que el sueldo no es nunca el principal factor motivador.

Otro gran dilema profesional cobra actualidad estos días, con los nombramientos de altos cargos que abandonan la seguridad de buenas remuneraciones para aceptar un puesto que "sólo" ofrece prestigio y un impulso –futuro– de la carrera profesional. María Mosquera, executive manager de Page Personnel, explica que "hay profesionales cuyo primer factor de motivación es el prestigio. Se da sobre todo en los altos cargos al servicio de la Administración Pública, que suelen estar remunerados de manera inferior a cualquier puesto de similar responsabilidad en la empresa privada. Hay posiciones en el ámbito de la investigación, ONG, fundaciones y otras instituciones similares en las que el prestigio es el principal elemento motivador frente al dinero".

Mosquera añade que "el prestigio alcanzado puede ser infinito, y esto puede suponer alcanzar rápidamente mayor responsabilidad y un escalafón cuyo nivel podría costar mucho alcanzar en el mismo tiempo en una empresa privada 'al uso', lo cual también puede llegar a suponer un reconocimiento económico. Sin embargo, el crédito puede tornarse no sólo en indiferencia, sino en absoluto desprestigio, de manera vertiginosa, precisamente derivado del grado de exposición de algunas posiciones sobre todo en el sector público, y marcará la trayectoria de ese profesional en un futuro, pudiendo llegar en casos extremos al ostracismo, si se ha llegado a magnificar tal descrédito".

Mariano Cañas, director de la oficina de Madrid de Catenon, recuerda que "en situaciones de incertidumbre hay quien anticipa el hecho de que no haya continuidad en la compañía en la que trabaja". Cañas cree que "hay momentos en los que se paga un peaje profesional porque se está ante un callejón sin salida, y el sueldo puede ser esa tasa. Mucha gente está dispuesta a bajar su salario, aunque esa reducción es más forzosa que otra cosa, y nunca supera un 20% de reducción".

A José Medina, presidente de Odgers Berndtson Iberia, no le resulta extraño que muchos profesionales estén dispuestos a cambiar salarios y dinero por prestigio, imagen, valores y servicios a la sociedad. "Se podría resumir en que cambian salario material por retribución emocional". Desde su experiencia, Medina asegura que "cualquier profesional al que se le ofrece un puesto de ministro, secretario o subsecretario, lo acepta casi siempre. Sin embargo, he tenido dificultad para cubrir otras búsquedas en niveles de director general, ministerios o empresas públicas".

Para Julio Moreno, socio de Korn Ferry, "invertir en un proyecto profesional con menor retribución, si se escogen experiencias complementarias y enriquecedoras, es positivo desde la empleabilidad y desde una visión de carrera de largo plazo. Sin embargo, el mercado (empleadores y consultores) aún no valora adecuadamente este tipo de decisiones". Moreno añade que "el concepto de carrera profesional está cambiando drásticamente: por un lado se prolonga –las edades de jubilación se retrasan– y por otro, hace apenas una década el tiempo medio de permanencia en un puesto era de 7 años, y hoy, según una encuesta realizada por el observatorio de Korn Ferry es de 3,5 años. En este nuevo entorno, la diversidad de experiencias es crítica para aumentar la empleabilidad y el valor en el mercado. Tenemos que valorar las experiencias no sólo por el criterio salarial".

Para el socio de Korn Ferry, "hasta hace pocos años se entendía la coherencia en un currículo como la posibilidad de explicar, a través de un proceso analítico, los sucesivos pasos en la carrera de un profesional. se confundía este concepto con el de predictibilidad y nos dejaba a todos más tranquilos elegir candidatos con estancias largas en posiciones anteriores, con carreras prolongadas en el sector y con pasos profesionales que significaban una continua progresión. Hoy la coherencia se debe valorar de manera más conceptual, entendiendo mejor la complementariedad de las experiencias".

La otra fuga: de lo privado a lo público

Además del debate entre dinero y currículo, existe también una posibilidad de fuga de cerebros desde la empresa privada hacia el sector público. Podría tratarse de idealistas, con vocación de servicio, porque quien da este paso no lo hace por dinero. En Reino Unido, por ejemplo, se dan los secondments, que consisten en la asignación temporal de profesionales del sector privado al sector público. Bajo este modelo muchos grandes profesionales podrían aceptar el paso a lo público, una opción que choca con obstáculos legales, culturales o de retribución:

- La retribución del sector público –inferior a la del privado– es uno de los grandes argumentos disuasorios.

- Haría falta desarrollar el capítulo del directivo público, con una acreditación suficiente y valía demostrada; que pueda acceder a cargos en condiciones razonables desde el punto de vista laboral.

- Se deben marcar objetivos, retribución, razones para dejar el puesto de trabajo... En algunos países anglosajones, a la política y al sector público suele entrar gente que ya ha demostrado su capacidad en el sector privado.

- El prestigio de la actividad pública se ha ido deteriorando, y el management público está escasamente institucionalizado. Hay miles de puestos de dirección en este sector que deberían tener contenido profesional, pero están ocupados por la política.

- La confianza política prevalece sobre la cualificación y las competencias gerenciales, y éste es un factor de disuasión.



ENTREVISTA A CÁNDIDO MÉNDEZ
"La CEOE ha mezclado medidas de urgencia con sus aspiraciones históricas"


Cándido Méndez (Badajoz, 1952) quiere poner en valor los acuerdos alcanzados entre patronal y sindicatos, aunque también se muestra muy crítico con la actitud de la CEOE en la recta final de la negociación. Dice seguir dispuesto a negociar pero, sobre todo, a hacer pedagogía sobre las alternativas sindicales para salir de la crisis.

¿Qué opinión le merece el resultado conseguido hasta ahora en la negociación con la patronal?

Lo que hemos puesto encima de la mesa no se debe de minusvalorar, particularmente lo relativo a la solución autónoma de los conflictos, que supone buscar una vía que permita evitarlos y propicie que los convenios se renueven, por lo que el debate sobre la ultraactividad deja de tener efecto. Otro asunto que bajo mi punto de vista tiene menos trascendencia es el traslado de festivos, porque en España la jornada está anualizada y el impacto de los puentes está descontado desde principios de año. Ningún gobierno tiene problemas para cambiar todos los puentes que quiera porque la ley lo permite.

Pero son acuerdos que ya se tenían encaminados, ¿para qué ha servido entonces esta negociación?

Ha habido seis acuerdos. Cuando se dialoga nunca se pierde el tiempo, pero yo he advertido de que el problema no era de tiempo, sino de voluntad. El problema es que se han superpuesto distintos elementos. Por un lado, una posición dentro de la patronal que piensa que el diálogo social es subordinado, que prefiere que decida el Ejecutivo porque piensan que el Gobierno siempre irá más allá de lo que pueda ir un acuerdo. Eso es un error muy serio porque se desprecia el valor que pueda tener el acuerdo más allá de su contenido. Luego se ha mezclado el reconocimiento de que estamos en una situación excepcional en la que hay que tomar medidas de urgencia con las aspiraciones históricas de la patronal sobre reformas estructurales.

¿Queda entonces margen para negociar?

En las conclusiones del acuerdo que hemos firmado la patronal reconoce que flexibilidad interna, estructura de la negociación colectiva y salarios son asuntos bilaterales. El plazo es del Gobierno, que dice que a partir de una determinada fecha va a tomar decisiones, pero yo no me he sentido ni presionado ni afectado por el plazo. Tampoco le voy a pedir al Gobierno que, si esa es su decisión, la posponga. Por tanto, los márgenes para la negociación dependen de la voluntad. La nuestra es negociar lo que se ponga encima de la mesa. Además, si la reforma laboral de verdad fuera la solución al paro, supongo que el anterior Gobierno no hubiera hecho una y media sino dos o tres. España es uno de los países donde más reformas laborales se han hecho y no han dado resultado. No hay que confundir lo que quieren los mercados, los empresarios o incluso los sindicatos con lo que necesita España, que a mi juicio es evitar la destrucción de empleo.

¿Y qué propuestas para el periodo de crisis tiene UGT ?

Que en las pequeñas y medianas empresas si no se puede mantener un puesto de trabajo a tiempo completo se pueda mantener a tiempo parcial, algo que sé que es polémico. En estos dos años podemos hacer un esfuerzo con relación a los salarios, pero tiene que compensarse con control de precios y el compromiso de los empresarios de que los beneficios se reinviertan en empleo. La propuesta de la patronal sobre salarios dice que lleguen hasta la congelación, es decir, hasta el cero como máximo. Hemos hecho una estimación de lo que eso significa: drenar a las rentas de los trabajadores una cifra promedio de 6.700 millones de euros.

Su propuesta para trasladar las bonificaciones de la contratación al despido, ¿también sería una de esas medidas de crisis?

En la ley actual existe el fondo de capitalización y un sistema de incentivación a la contratación. Los empresarios insisten en que no quieren subvenciones a la contratación; entonces que se trasladen esos recursos públicos al despido. Habría que ver en qué condiciones. Esos recursos permitirían que el trabajador cobre íntegro su despido y lo utilice si quiere para su pensión o para mejorar su formación. Eso, que hace el erario público, debe tener una contrapartida, de forma que puedan acceder a él empresas que apuesten por la estabilidad en el empleo, que se comprometan con la igualdad o la reducción de riesgos laborales. Es un planteamiento de carácter excepcional, que también se podría mantener a futuro.

Rosell ha dicho que Rajoy le pidió un contrato para la crisis, ¿también a usted?

Yo sé lo que dijo en el debate de investidura y ahí no he visto el contrato único. No sé lo que Rosell habló con Rajoy, y no voy a hablar de mi reunión. Sí puedo decir que eso para nosotros no resuelve ningún problema. Esa fórmula ya está en vigor, que es lo que hizo el Gobierno anterior en agosto cuando permitió a cualquier empresario durante dos años contratar como quiera.

¿Usted también cree que el Gobierno debe abrir una mesa de negociación tripartita?

Parece razonable, si el Gobierno va a tomar decisiones. En el discurso de investidura se incluye un plan de empleo juvenil. Eso es tripartito, y lo tendríamos que analizar. También hay otros temas que lo requieren, como las mutuas y absentismo.

Faltan 25.000 millones de ajuste, ¿un hachazo así merece una movilización?

Nosotros estamos en la lógica del diálogo. Hay que hacer mucha pedagogía y explicar mucho porque hay muchas falsas expectativas. Las organizaciones sindicales tenemos que afanarnos en la negociación y en hacer una explicación de fondo de nuestras alternativas. Pero si sobre los 15.000 millones ya recortados añades otros 25.000, el problema del paro se agravará. Hay ámbitos en los que nos estamos movilizando, como en las administraciones públicas por lo que está sucediendo con el empleo público.

¿Lo próximo es una subida del IVA?

El Gobierno acaba de reconocer algo que siempre hemos dicho, que el problema de déficit en España no es un problema de gasto, que está por debajo de la media europea, sino de ingresos, porque la recaudación ha caído de forma brutal porque estaba enganchada a la especulación inmobiliaria. Eso exigiría una reforma fiscal integral: IRPF, Impuesto de Sociedades, SICAV, Patrimonio, Sucesiones, módulos

¿Qué le parece el recorte en las subvenciones a los sindicatos?

Sólo aclarar que las subvenciones son una cantidad muy limitada, están en función de la representatividad y la cobran todos los sindicatos sin excepción. Son una parte minúscula; otros son programas en los que participamos. En el apartado de formación reivindicamos nuestro papel y el de la patronal: hemos conseguido que la formación llegue a más de cinco millones de personas y llegue a las pymes. Creo que hemos cometido el error de no haber explicado su papel y alcance.

¿Qué tiene que pasar en el PSOE?

Tienen que resolver la situación cuanto antes. Las heridas son profundas y diversas, el problema no es federal, están todos los territorios. El PSOE era un pilar central de la democracia española y en el sistema de partidos, y ahora no lo es tanto. También tiene que recuperar autenticidad. El debate se tiene que llevar de tal manera que al día siguiente el partido socialista salga con más fuerza y más unidad. Para mí, el debate no es de rostros, sino de fondos. El congreso tiene que ser el exponente del proyecto del siglo XXI del PSOE.



ENTREVISTA A IGNACIO FERNÁNDEZ TOXO
"No es posible un ajuste de 40.000 millones sin un gran quebranto social"


Esta semana, sindicatos y patronal enviaron un documento al Gobierno en el que figuraban varios acuerdos (sobre solución extrajudicial de conflictos, absentismo y mutuas o traslado de festivos, entre otros) y también constataban sus desacuerdos en, por ejemplo, contratación. Hoy acaba el límite que el Gobierno les puso a los agentes sociales para el pacto. Ignacio Fernández Toxo (A Coruña, 1952) insiste en que los plazos son del Gobierno y reivindica una salida de la crisis que no cargue sistemáticamente los esfuerzos sobre los hombros de la clase trabajadora.

¿Cómo valora el proceso de negociación con la CEOE?

Lo que hemos avanzado hasta ahora contiene acuerdos importantes que van a configurar, por ejemplo, un marco distinto de solución de conflictos laborales que pretende evitar la excesiva judicialización. Por otra parte, en lo que tiene que ver con contratación o despido, las posiciones están muy alejadas. No digo que sea imposible el acuerdo, pero hay un sector muy visible de la patronal que quiere dinamitarlo y está trabajando conscientemente para ello, probablemente porque creen que han llegado los suyos al Gobierno y quieren que el Ejecutivo actúe. Es una visión de muy corto recorrido, a costa de un conflicto social grave justo en el momento en que necesitamos consenso.

Como en otras ocasiones, parece que cuando el acuerdo era posible, la CEOE ha vuelto a poner sobre la mesa sus posiciones de máximos...

Ya en mayo del año pasado estuvimos a punto de alcanzar un acuerdo en negociación colectiva y alguien se encargó de dinamitarlo. Fue conocido el documento de la patronal de Madrid que planteaba una línea radicalmente distinta de la que se estaba trabajando. ¿Estamos en las mismas? Eso tiene que decirlo la CEOE. Nosotros no hemos cerrado las negociaciones, creo que todavía hay espacio y materias para poder acordar.

La patronal ha planteado ahora la congelación de los salarios para los próximos dos años...

La clave es un equilibrio en relación al crecimiento de los salarios para los próximos años teniendo en cuenta que hay siete millones de trabajadores con salarios por debajo de los mil euros que no pueden tener el mismo tratamiento que otros que disponen de otros niveles de renta. Hay que hacer una política salarial que se acomode a las necesidades de empresas que lo están pasando realmente mal y a aquellas otras que tienen mercado, actividad y viven con cierta normalidad. Del acuerdo tiene que salir una indicación a los sectores de la distribución comercial de que los precios de los alimentos se tienen que moderar y a los gobiernos que los precios regulados (como luz o gas) tienen que contenerse para que el esfuerzo que se le pide a la gente no se vea contrarrestado con una escalada de precios. La tercera pata es la fiscalidad: acabar con las bonificaciones y exenciones en Impuesto de Sociedades y limitarlas a las empresas que reinvierten en el tejido productivo.

Entonces, ¿para los sindicatos sigue siendo irrenunciable que el pacto de salarios se acompañe del de precios y beneficios?

Por supuesto que sí. No sé lo que será posible, hablo de lo necesario: un compromiso del Gobierno, empresas y trabajadores para mejorar las condiciones de competitividad de la economía española. Me niego a que recurrentemente sólo se exija sacrificios a rentas del trabajo y salarios.

Hasta ahora, la patronal no parecía dispuesta a pactar sobre beneficios y precios...

Yo he entendido que había mejor disposición que en otros momentos, pero son palabras que se lleva el viento si no se concretan.

La CEOE ha propuesto una vez más abaratar el despido...

En estos momentos sus propuestas son absolutamente inasumibles, tanto en salarios como en contratación y despido. Lo que hay que plantearse es si podemos hacer algo con vocación temporal que no suponga una modificación estructural del marco laboral pero que permita animar el mercado laboral. Podemos explorar medidas transitorias para la crisis con vocación de desaparecer cuando la tasa de paro se reduzca.

¿Qué margen hay de negociación?

En este momento no hay reuniones, pero la negociación seguirá y espero que la mesa de negociación actúe. Me resisto a creer que no hay posibilidad de acuerdo y no quiero dejar con las manos absolutamente libres ni al Gobierno ni a quienes desde la CEOE le piden que tome decisiones inmediatamente; e intento hacerlo desde la mesa de negociación, porque prefiero hacerlo desde ahí que desde otro lugar. Espero que en los próximos días haya un escenario real de negociación, y que este Gobierno no cometa los mismos errores que el anterior, aunque uno ya lo ha cometido: intentar establecer un plazo imperativo para el fin de la negociación.

Entonces, ¿por qué los sindicatos se prestan a negociar otra reforma laboral?

Yo tengo una opinión sobre la urgencia o no de una reforma laboral, pero sé que se va a hacer. Intentamos representar lo mejor que podemos y sabemos los intereses de la gente que nos ha votado en las elecciones sindicales. Sería suicida dejar actuar exclusivamente a las fuerzas que pretenden aprovechar la crisis para deteriorar las condiciones de las relaciones laborales. Lo que no quiero es que después de un resultado como el que ha habido en las elecciones generales, alguien busque en los sindicatos el sustituto de la acción política. La izquierda política tiene que resolver su crisis existencial. Tampoco estoy en la lógica de limitar los daños, pero cuantos más consiga limitar, mejor.

¿Ha habido más contactos con el Gobierno?

Ha habido contactos telefónicos y propuestas de encuentros que no se han materializado. Es hora de que el Gobierno ponga las cosas encima de la mesa y convoque una mesa formal de negociación para sustanciar los procesos.

¿Cree que el próximo ajuste de 40.000 millones merecerá una contestación social?

Depende de cómo se haga, pero no es posible un ajuste de 40.000 millones sin un grave quebranto social en, por ejemplo, el futuro del sistema de sanidad pública, el sistema educativo o de prestación de servicios. Este Gobierno tendría que pedir que se relajen los tiempos y criterios del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, como debería haber hecho el anterior. La reforma fiscal, que nace con vocación transitoria, tiene que incorporar nuevos elementos: recuperar el impuesto de patrimonio, sucesiones y donaciones, exigencias a las SICAV y lucha decidida contra el fraude. Hay que exigir la imposición de una tasa a las transacciones financieras, si no a nivel internacional, en Europa, y que se exija una aportación a los bancos en España. Ahí están los recursos que harían innecesario ese ajuste de 40.000 millones.

Como presidente de la Confederación Europea de Sindicatos, ¿cree necesaria una movilización a ese nivel para corregir la deriva de la UE?

La situación en Europa es muy distinta según hablemos de unos países u otros y la percepción que los sindicatos tenemos no es la misma en Holanda, con un paro que no llega al 3%, que en España. Hay un cierto temor a que la equiparación en Europa se haga por los parámetros del sur en materia de derechos y protección. El riesgo es que se haga con el vaciado del estado de bienestar. Europa necesita un nuevo contrato social. Hay una apisonadora que va circulando por encima de las conciencias. Hay que reconstruir valores y alternativas al pensamiento único.



El Ibex 35 amplía pérdidas al 0,4% ante los rumores de rebajas de rating en la zona euro por S&P


El Ibex 35 registraba pérdidas del 0,4% a una hora para el cierre de la última sesión de la semana ante los rumores de una posible rebaja de rating por parte de la agencia Standard & Poor's para algunos países de la zona euro, entre ellos la pérdida de la 'triple A' por Francia, según informaron a Europa Press fuentes del mercado.

En concreto, el selectivo madrileño caía un 0,4% a las 16.32 horas, hasta los 8.393,3 puntos, después de haber registrado a lo largo de la mañana subidas por encima del 1%.

Junto al Ibex 35, también ampliaban sus pérdidas el resto de plazas del Viejo Continente. Así, Francfurt cedía un 1,72%, Londres perdía un 1,39% y París un 1,51%.

En el mercado de divisas, el euro también perdía terreno frente al dólar y caía hasta las 1,266 'billetes verdes'.

Fuentes gubernamentales de la zona euro consultadas por Reuters apuntaron que la calificadora de riesgos anunciará este viernes una masiva rebaja de calificaciones entre los países del euro, mientras que distintos medios de comunicación franceses apuntaban a que Francia, que perdería así su 'triple A', España, Italia o Portugal, podrían estar entre las economías afectadas, mientras que Alemania y Países Bajos esquivarían la rebaja de 'rating'.

El pasado mes de diciembre, S&P colocó las notas de solvencia de quince de los diecisiete países de la zona euro en vigilancia negativa, incluyendo a Alemania y Francia, las dos mayores economías de la región, a consecuencia de las "tensiones sistémicas" en la eurozona.

Asimismo, la agencia de calificación también podría decidir rebajar la calificación de solvencia del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

S&P advirtió el mes pasado que, en caso de concretarse la rebaja de 'rating', países como Alemania, Bélgica, Finlandia, Países Bajos y Luxemburgo sólo verían recortada su nota en un escalón, mientras los otros nueve países amenazados, incluyendo España y Francia, podrían sufrir recortes de hasta dos escalones.



Wall Street cierra con descenso del 0,39 % tras rebajas de Standard & Poor's


Wall Street mantuvo hoy las pérdidas hasta el final del día y el Dow Jones de Industriales cerró con un descenso del 0,39 % después de que Francia y Eslovaquia confirmasen que Standard & Poor's ha rebajado la calificación de su deuda soberana.

Ese índice, la principal referencia del parqué neoyorquino, restó 48,96 puntos hasta 12.422,06 unidades, al tiempo que el selectivo S&P 500 retrocedió el 0,49 % (-6,41 puntos) para colocarse en 1.289,09 enteros y el índice compuesto del mercado Nasdaq bajó el 0,51 % (-14,03 puntos) hasta las 2.710,67 unidades.

Wall Street inició la jornada con números rojos que moderó hacia la media sesión, y mantuvo esas pérdidas por debajo del punto porcentual al final del día, cuando se empezó a confirmar la rebaja de S&P sobre las deudas soberanas de varios países de la zona euro.

Esa noticia, unida a los resultados peores de lo previsto del banco JPMorgan Chase, contrarrestó el efecto de la confianza de los consumidores estadounidenses, que subió en enero por quinto mes consecutivo a su nivel más alto desde mayo de 2011, según los datos preliminares anunciados por la Universidad de Michigan.

Tres cuartas partes del Dow Jones terminaron la jornada con pérdidas encabezadas por Bank of America, que bajó el 2,65 % después de conocerse que el banco estudia retirarse de algunas partes de Estados Unidos si persisten sus actuales problemas financieros.

JPMorgan Chase descendió por su parte el 2,52 % el mismo día en que reveló que en el último trimestre del año su beneficio neto retrocedió a 3.700 millones de dólares, aunque en el conjunto del año ganó 18.976 millones de dólares, el 9,2 % más, pese a que sus ingresos se redujeron el 5 %.

También registraron pérdidas en el Dow Jones el fabricante de microprocesadores Intel (-2,37 %), el grupo informático Hewlett-Packard (-1,71 %) y el conglomerado United Technologies (-1,5 %).

Por contra, el lado de las ganancias del mismo índice estuvo encabezado por la petrolera Chevron (1,07 %), el gigante informático Microsoft (0,86 %) y la química DuPont (0,62 %).

Fuera del Dow Jones, destacó el desplome (-22,78 %) de la empresa de productos y servicios fotográficos Eastman Kodak después de conocerse un nuevo rumor más sobre su posible bancarrota, que podría ser financiada por el banco Citigroup.

También cerraron en números rojos las acciones de Novartis que cotizan en Nueva York, que se dejaron el 1,64 % después de que la farmacéutica suiza revelara que despedirá a casi 2.000 trabajadores en EEUU por el vencimiento de la patente del medicamento contra la hipertensión Diovan.

En otros mercados, el barril de crudo de Texas bajó el 0,4 % hasta 98,7 dólares, el oro ascendió a 1.647,7 dólares la onza, el dólar ganaba terreno frente al euro (que se cambiaba por 1,2677 dólares) y la rentabilidad de la deuda pública estadounidense a diez años caía al 1,87 %.



El Nikkei cae 121,66 puntos, un 1,43 por ciento, hasta 8.378,36 puntos


El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio cerró hoy con una pérdida de 121,66 puntos, el 1,43 por ciento, y quedó en 8.378,36 unidades.Por su parte, el índice Topix, que agrupa a todos los valores de la primera sección, cedió 9,36 puntos, el 1,27 por ciento, hasta 725,24.

El índice Kospi del mercado surcoreano abrió hoy con una subida de 14,91 puntos, un 0,79 por ciento, hasta situarse en 1.860,77 unidades.El indicador de valores tecnológicos Kosdaq cedió 3,18 puntos, un 0,60 por ciento, y se situó en 519,95 puntos.

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